martes, 16 de marzo de 2021

                                                     


                                            "EL HUERTO DE EMERSON" 

                                               Luis Landero







     Hace unos días terminé de leer la nueva novela de Luis Landero. Soy muy fan de este escritor y, aunque no he leído todo, lo considero como uno de los mejores escritores actuales en España. Lo encuadraría dentro de ese grupo de escritores costumbristas tipo Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Delibes... (que por cierto también hace un par de meses que terminé "El hereje"). donde ocupan una gran importancia los aromas, sabores, escenarios...y de una calidad literaria extraordinaria.

La primera novela que leí de Landero fue la de "Juegos de la edad tardía" la cual fue la primera que escribió. La leí en la universidad y tuve que hacer un trabajo sobre ella y recuerdo que la disfruté.

Tanto esta que voy a reseñar como "El balcón en invierno" son novelas autobiográficas. En ambas van incluyéndose recuerdos y memorias de lo vivido en distintas épocas de su vida. Parece que todo lo escribiera conforme le van viniendo a la cabeza. No existe un orden cronológico. Así como en "El balcón en invierno" se centra más en su infancia y adolescencia, en "El huerto de Emerson" se van dando diversas pinceladas sobre, digamos, sus cuatro yoes: el 'yo' como niño, el 'yo' como escritor, el 'yo' como lector y el 'yo' como profesor. 

Es un libro breve que puedes devorar en dos o tres días. Además recrea a la perfección esa vida en el campo (que no en el pueblo) ya desaparecidas. Es una pequeña joya que sabes que volverás a releer, y no sólo por su contenido sino por sencillez a la par que calidad literaria. Muy Landero

Anteriormente a este leí "Lluvia fina" una novela que surgió a raíz de un suceso que él mismo leyó en el periódico acerca de una familia. Esta novela fue considerada como la mejor novela en español de 2019 pero tengo que decir que a pesar de que me gustó y disfruté (y la recomiendo) no me entusiasmó ni me enamoró como esta. En este libro va incluido gratis un librito muy finito, de unas 50 páginas, que nos habla de cómo se germinó la novela y además incluye varias reflexiones sobre la escritura, narraciones...en incluso añade un apartado dedicado a lo que es 'el huerto de Emerson'. Parece un preliminar de lo que será luego la novela que voy a reseñar.

LUIS LANDERO

Nació en 1948 en Alburquerque, en una familia de campesinos; hasta que en 1960 se traslada con su familia a Madrid donde su padre abre un taller de punto y costura. Fue a raíz de la muerte de éste, en 1964, cuando Landero comenzó a obsesionarse por la literatura. Además, junto con su primo, se dedica a acompañar a la guitarra a diversos cantantes.

Llama la atención que, a pesar de ese amor por la literatura, no hubiese tenido ni un solo libro en su casa. 

Terminó estudiando Filología Hispánica y durante años ejerció como profesor de lengua y literatura en varios institutos e incluso en la Universidad de Yale.




SINOPSIS

Como ya he dicho es una especie de autobiografía pero a través de los caprichos de la memoria. No está narrado de forma cronológica, de tal modo que va plasmando distintas reflexiones, miedos, primeras veces... así como sus frustraciones como escritor. No son sólo recuerdos de su infancia sino también de madurez.

Lo cierto es que interesa más cómo lo cuenta. Pura literatura.

TÍTULO

Él mismo lo explica en el libro: Emerson era un filósofo que en su obra "Ensayos escogidos" (que había leído Landero) dice: "que aunque el ancho mundo esté lleno de oro, no le llegará ni un gramo de trigo por otro conducto que por el del trabajo que dedique al trozo de terreno que le ha tocado en suerte cultivar" Realmente Emerson no habla de ningún huerto, ni habla de lechugas, pero Landero lo incluye en su repertorio como una bonita metáfora acerca de que a cada uno se nos ha dotado de nuestro propio huerto y está en nuestra mano cultivar buenas lechugas pudiendo, además usar las de los demás.

Esto se lo solía decir a sus alumnos y además, ya en el librito que viene incluido en la novela "Lluvia fina" ya lo deja claro.

PERSONAJES

El 'Yo' de la infancia

Ya nada más comenzar el libro introduce una frase importante con respecto a lo que será el libro: "No escribas lo que sientes, escribe lo que recuerdas y dirás la verdad".

A partir de aquí ya nos da la pista de que va a ser un libro basado en los recuerdos, unos recuerdos más instintivos que racionales, unos recuerdos seleccionados que crearán un entramado de verdad. Él ya dice que "casi toda su vida está ya vendimiada", pero aun así en este relato van apareciendo cosas nuevas "porque a veces da la sensación de que la vida es breve, sí, pero en cambio la memoria de lo vivido no se acaba nunca".

Destaca constantemente las figuras del niño y del sabio. Suponen un "magnífico dúo"; el niño será el que aporte el asombro, del cual, como decía Platón, surge el conocimiento. También habla de ese viejo marino al que esperan con ansia para que les narre todo tipo de aventuras descubriendo así nuevos mundos. De tal modo que muchas veces la espera a su llegada era más importante que la llegada ya que "viven en vísperas de un gran acontecimiento".

En el último capítulo queda perfectamente reflejado esto a través del símbolo del fuego. El fuego siempre es un lugar de encuentro sobretodo en sus noches e infancia alrededor de él. No sólo reconforta y da calor  sino que da pie a narraciones, historias...y sobretodo preguntas, preguntas hechas del niño al sabio. Es entonces cuando los lectores notamos esa añoranza de aquellas reuniones alrededor del fuego y lo que estas supusieron. 

Landero encuentra en la escritura la forma de prolongar esa infancia, la existencia de ese niño que fue, de ahí que: "prolongar la infancia, juntar al niño que uno fue con el hombre experimentado y hasta sabio que uno ha llegado a ser, en eso consiste el secreto del arte y de la lucidez".

También nos recuerda el significado que los animales tenían antes y cómo esos presagios llegaban a impresionar a un niño. La lechuza como símbolo de la muerte me ha recordado a esos poemas de Lorca tan cargados de simbología y ene ese en el que la zumaya anuncia la muerte del niño gitano en la fragua.

Desde la perspectiva del niño también vemos cómo era su abuela Frasca, su tía Cipriana,  los movimientos torpes de Floren y el cortejo de éste a su prima Cipri.

El 'Yo' como lector

Me gusta especialmente cómo va integrando a lo largo del relato todas las lecturas que ha ido haciendo a lo largo de su vida y que de una manera u otra han dejado huella en él, tanto como escritor y como persona. Pero para lo que le han servido especialmente es para viajar. Él mismo afirma que: "no me gusta viajar pero me encantan los viajes, y en general, prefiero soñar la vida que vivirla". Parafrasea en este respecto a Juan Ramón Jiménez: "lo mío es mar desde el huerto y oírlo desde lejos cantar" (y volvemos con ello al huerto...). Incluso confiesa que intentó escribir un libro de viajes pero al final prefirió quedarse en "Ítaca". Por tanto, los libros le han proporcionado una forma de viajar extraordinaria (a pesar de que realmente ha viajado mucho) pero quizá no de una forma tan placentera. El viaje más extraordinario lo hizo a través de Stendhal en "Rojo y negro" y fue "a través del la geografía de la amada".

Continuando con sus lecturas, me ha parecido especialmente curioso cómo ha ido intercalándolas justamente a raíz de lo que iba narrando o reflexionando. Igual que en este blog él mismo tenía la costumbre de resumir y comentar las lecturas que más le gustaban. Llegaba a estudiarlas. Todas eran lecturas apasionadas y no seguía un criterio, sino lo que le apetecía en cada momento.

Nombra a sus autores favoritos como: Cervantes, Quevedo, Kafka, Borges...e incluso he observado que les hace guiños dentro de la obra como cuando en la página 152 parafrasea la Égloga III de Garcilaso: "no enturbie las corrientes aguas, puras, cristalinas, de la narración" o al propio Quevedo con su gradación: "se quedó en ilusión, en humo, en sueño, en nada" o a Machado con su "espina clavada".

Introduce también autores filosóficos como: Nietzsche, Ortega, Spinoza, Schopenhauer...( ya que afirma que esta disciplina también le ha gustado).

Por tanto, todas esas lecturas son incluidas como parte de sus vivencias y las integra a la misma altura. Incluso escribe acerca de los sonidos que han quedado en su mente, como el silbido que sale de la boca del Lazarillo debido a la llave que tiene en la boca escondida.

Me ha encantado cómo ha ido tejiendo esa telaraña y cómo ha ido enlazando esas reflexiones literarias, ya sea con personajes, autores, episodios, escenas...dando como resultado un libro misceláneo y perfectamente cohesionado.

El 'Yo' como profesor

Digamos que es éste el encargado de dar de comer a sus otros yoes. 

En el capítulo titulado 'El sabio y el niño' es donde mejor plasma las enseñanzas que, como profesor que fue Luis Landero, ha querido dejar a su alumnado. Ante todo quería dejarles claro que cada uno de ellos es original y único y que todos debían llegar a "su patria final" "Cada uno es Ulises en busca de sí mismo". Debían mantener también esa capacidad de asombro igual que Van Gogh cuando observó maravillado los girasoles.

Les aportaba también las claves para leer y escribir por ellos mismos alejándose de la velocidad y distracciones actuales: "lentitud, soledad, concentración".

También es aquí donde incluye la anécdota del huerto de Emerson. 

Me ha parecido un capítulo entrañable y extraordinario del que sacar notas.

EL HUMOR

A lo largo de los libros de Landero siempre se han derramado notas de humor. No es una constante pero sí que, en ciertos momentos, el tono cambia o incluye anécdotas o situaciones que te sacan una sonrisa.

En este libro el capítulo 8 es el más me ha hecho reír: 'Hombres y mujeres'. Desde el principio hasta el final del mismo no puedes dejar de reír. Plasma las diferencias a la hora de actuar y ver la vida entre los hombres y mujeres del mundo campesino pero que muchas de ellas continuamos viendo y podrían extrapolarse a situaciones de ahora.

"Los hombres se ocupaban de los problemas propios de su rango, que eran siempre graves, arduos y trascendentes, y que por eso precisaban de largas reflexiones, delentas y hondas chupadas al cigarro (...) parecían titanes encadenados que se debatían contra los designios de alguna poderosa deidad (...) en tanto que las mujeres andaban como flotando y resolviendo problemas con su varita mágica". "Eran también ellas, las hadas con alpargatas y mandil, las que aún sacaban tiempo (...) para ayudar a tejer los delirios y sueños de los hombres".

"La épica era cosa de hombres y el costumbrismo de mujeres"

Incluso añade un párrafo hablando de los peinados de las mujeres, de cómo van cambiando conforme se van haciendo mayores. Me parece exquisito

El Capítulo 4: 'Donde Pache' también incluye muchas notas de humor. Este capítulo, en cierta forma, me ha llevado al Macondo de García Márquez y a la llegada de los gitanos encabezados por Melquiades.

CONCLUSIÓN

Es un libro que recomiendo para leer pausadamente y con un lápiz al lado. Es un libro cálido, que da luz. Supone una celebración de lo vivido con nostalgia. Todo lo que vivimos vuelve a nosotros a través de la imaginación y la memoria. Como él mismo dice: "las cuatro vivencias se cocinan en el mismo puchero".

Es un librito corto, una joyita literaria que, además, te remite a otras grandes obras de literatura.


" Tengo un cuaderno nuevo y no sé en qué gastarlo. Es invierno, ya ha oscurecido, hace mucho frío y afuera resuena el temporal. Yo me he arrimado a este cuaderno como el mendigo al calorcillo de la lumbre. Por el momento no sé qué escribir, es cierto, pero eso importa poco".