lunes, 17 de junio de 2013

"EL GUARDIÁN" Y "EL HAIKU" de Andrés Pascual



Ya tenía ganas de dedicar una reseña a un paisano mío, a un logroñés. Hacía años que había leído su primera novela y he decidido releerla para incluírla, junto con El haiku de las palabras perdidas en este blog.
Como digo, Andrés Pascual nació en Logroño en 1969 y en Licenciado en Derecho, ejerciendo como abogado en La Rioja. Es, además un gran amante de la música y ha formado parte de distintas bandas. Actualmente forma parte del grupo "Animalversión".
Se considera también un viajero incansable, lo cual ha sido un factor decisivo en sus obras literarias ya que todas ellas se han forjado a través de la inspiración que le ha producido estos viajes.
Así como El guardián de la flor de loto se sitúa en el Tíbet y la India, El haiku de las alabras perdidas en Japón, en donde permaneció durante un mes.
Pascual también se dedica a organizar charlas y a dirigir cursos de escritura creativa a jóvenes promesas. Pero, si estáis interesados en conocer más sobre él, os remito a su Página Web que, recientemente, el 6 de marzo, recibió el premio Web 2012 por ser el mejor espacio personal en una gala patrocinada por el Ayuntamiento de Logroño.
Un dato curioso y anecdótico es que leí una entrevista que le hacían a Andrés (no recuerdo ahora ni dónde) en la que hablaba de su abuelo, también llamado Andrés Pascual el cual era profesor y autor del libro de gramática "Dictaditos". El padre de un alumno mío me lo regaló, conociendo mi afición por este tipo de libros (del cual he echado mano en más de una ocasión) y me hizo gracia comprobar que lo tenía sin saber realmente quién era su autor. Bueno, ahora sabemos de quién le viene a Andrés su afición por la escritura.

 

"EL GUARDIÁN DE LA FLOR DE LOTO"


Ópera prima del autor con la que obtuvo un gran éxito, superando los 100.000 libros vendidos en España. Ha sido traducida a varios idiomas y, como comenta en su Página Web, actualmente está en proceso su adaptación cinematográfica.

Sinopsis: El médico tibetano Logsan Singay aparece muerto en extrañas circunstancias en un hotel de Boston, y justo antes de dar una conferencia en la que iba a desvelar las claves de su revolucionaria medicina, la cual estaba basada en la de los chamanes tibetanos.
Jacobo, un joven español, será el encargado de descubrir qué hay detrás de este asesinato enfrascándose en un arduo viaje por la montañas del Himalaya y acompañado de otro monje tibetano llamado Gyentse, el cual, le enseñará el camino espiritual que debe tomar.
Por lo tanto, lo interesante de este libro no es la aventura en sí, que engancha, sino el hecho de que toda ella se convierte en una aventura espiritual.
La flor de loto tiene mucho que ver con el protagonista (al igual que en "el haiku" con Junko) ya que esta flor simboliza ese resurgimiento, al igual que el Ave Fénix. Jacobo se transforma en esa flor de loto que surge del fango. Lo encontramos en una época de su vida un tanto gris en la que comienza a replantearse muchas cosas: la relación con su mujer, su trabajo, los problemas con su hija...y será, a través de los acontecimientos que va viviendo y a través de las enseñanzas de Gyentse, cómo va recuperando esa vitalidad perdida, cómo renace de nuevo.

Con ambas novelas, el autor ha tratado de que el lector, sin darse apenas cuenta, se fuese empapando de la cultura y las tradiciones budistas y japonesas.
En ambas se habla de la muerte como algo recurrente pero presentada de un modo poético: en "El haiku" a través de los poemas y en "El guardián" a través de Jacobo, el cual, en varias ocasiones se encuentra cercano a ella. En una ocasión el maestro Singay le dice: " La muerte está mucho más cercana a las estrellas pero nos resistimos a verla". También se hacen referencias a la reencarnación y se describen ritos mortuorios que llaman mucho la atención, como los buitres con los monjes o la costumbre japonesa en "El haiku" de acudir a los cementerios a hablar con los muertos, el rito del Bon en el que se invitaba a los muertos a pasar una noche en casa de sus familiares vivos, lo del Buda momificado...
En ambas también se habla de la religión, o mejor dicho, de la espiritualidad. Gracias a "El guardián" nos quedan claros muchos conceptos que siempre hemos oído pero que a lo mejor no hemos sabido exactamente a lo que se referían, como: los tantras, los termas o las mandalas.
Otro aspecto interesante es que, no sólo nos ceñimos a los conocimientos tradicionales de ambas culturas, sino que también llegamos a adquirir conocimientos relacionados con la historia de ambas civilizaciones. En "El guardián" sobretodo me ha gustado conocer esa lucha que se establece entre el Dalai Lama y el Panchen Lama y los conflictos que estos, a su vez, han mantenido con China.
De ahí que la ciudad de Dharamsala, al norte de la India, sea un escenario importante en la novela, ya que fue el lugar escogido por el Dalai Lama para huír y llevar consigo la tradición budista.

Leyendo esta novela, también nos damos cuenta de las grandes diferencias entre el modo de pensar oriental y el occidental. Es llamativa la falta de espiritualidad que rodea a nuestra sociedad en la que sólo se valora la competitividad y el éxito, cuando en realidad, lo importante es alcanzar la felicidad haciendo felices a los demás. De esta forma "nuestra existencia deja de ser finita ya que pervive en las personas a las que amamos" "No se puede escribir el amor, ni la muerte, ni los secretos de la vida, ni siquiera a través de la poesía. Hay que construírlos a cada momento, con cada pequeña acción, aprovechando la libertad que nos ofrece nuestra condición humana"
Hasta los médicos tibetanos son diferentes a los occidentales porque aquellos, no sólo plasman los órganos, sino las corrientes energéticas que son necesarias para reestablecernos.

Las descripciones son muy plásticas, llenas de vida. No sólo percibimos cómo son los paisajes sino la vida de sus gentes, como en Dharamsala: el olor de los inciensos de las casas, los pequeños altares que en ellas construyen, las velas...Se extienden a lo largo de toda la novela trasladándonos hasta el mismísimo corazón de la India. "Dharamsala era el principio austero de una nueva vida, un pequeño Tíbet paralelo".
El propio Andrés Pascual en una entrevista, nos describe las sensaciones que le produjo el estar allí: "cierras los ojos y sientes un remolino de olor a especias y sirenas de motocarro". En cambio es curioso observar cómo ese remolino desaparece cuando estás en la Cordillera del Himalaya y "el silencio se apodera de todo".


Además, a través de los Kampa, los nómadas, sentimos la dureza de las condiciones climatológicas en las que tienen que vivir en la Meseta del Himalaya. Jacobo los acompaña en su viaje y junto a ellos Andrés nos va describiendo un paisaje inhóspito pero a la vez hermoso "la mayor parte de la extensión tibetana, árida en unas zonas y glaciar en otras, estaba desierta, vacía de flora y fauna". Incluso los animales nacidos en libertad buscaban refugio en las tiendas de los Kampa.
Importante es también el sonido ambiente, convirtiéndose en la banda sonora de la novela: " el susurro de la montaña penetró en nosotros y nos arrastró en aquel paisajeinmenso y vacío, tan lleno de luminosidad".
También escuchamos los cantos budistas que incluso en una ocasión llegan a salvar la vida de Jacobo: "Aquellos cantos trazaron una vía desde el alma de la Tierra, canalizaron toda la magia del Tíbet y la clavaron con fuerza en mi corazón; haciéndole recuperar el ritmo de sus latidos".



En cuanto al tratamiento de los personajes es quizás lo que menos me haya gustado de esta novela, me explico: Me ha quedado la sensación de que no llega a profundizar en ninguno de ellos. Me resulta curioso que, así como Jacobo no ha despertado en mí ningún tipo de empatía, sí que lo haya hecho Lobsang Singay, un personaje que sólo aparece en unas pocas páginas. A medida que el autor nos va narrando pinceladas de su vida, sientes por él un cariño especial.
- Jacobo; el protagonista. Es un cooperante español que vive junto a su mujer, Martha y su hija Louise en Perú. Será por hacerle un favor a su suegro Malcolm cómo se vea involucrado en la resolución del asesinato de Lobsang Singay.
Es el propio Jacobo el narrador de la historia pero, a pesar de ello, no logramos conocerlo en profundidad. Sí que nos relata sus devaneos de cabeza ante la tormentosa situación familiar que está viviendo pero digamos que no va más allá.
Me ha encantado el párrafo en el que él mismo nos describe la relación que mantiene con su mujer e incluso con su suegro a través de los colores. "Me gustaba el color que (Martha) había traído a mi vida y cómo juntos lo habíamos volcado en nuestra hija. Los días de Malcolm y Louise eran granates[...] su pasión azul cobalto[...] y su desdicha, verde esmeralda[...] y que ahora atravesábamos nosotros". "No puede diluírse tanto color". Este párrafo,además, me sirve como un buen ejemplo del estilo literario de Andrés a la hora de utilizar todo tipo de matices, sensaciones...

- Malcolm y Martha; pasan bastante desapercibidos. Son una parte muy importante en la vida de Jacobo pero apenas tienen presencia. En concreto, Malcolm parecía que iba a tener un papel más importante a lo largo de la historia pero según como viene se va.

- Gyentse; monje tibetano, fiel compañero de Jacobo. A través de sus diálogos y conversaciones con él, logrará introducirle en la filosofía tibetana.

Algo curioso que conviene mencionar es que, en la Página Web del autor, y dentro de los datos de esta novela, nos aporta información relacionada con el pasado de cada uno de los personajes. En la opción 'Otras historias' nos narra cómo por ejemplo se conocieron Jacobo y Martha, la historia de un monje tibetano, la historia de los bisabuelos de Gyentse...Resulta curioso.

En ambas novelas, tanto en ésta como en "El haiku", presenta un estilo ágil,sencillo y con inclusión de un abundante diálogo, provocando que enganche ya desde las primeras páginas. Pero, además no podemos olvidar ese carácter poético que parece caracterizarle, sobretodo en las descripciones.
El mérito de Andrés me ha parecido que radica en el hecho de que la inclusión de las informaciones acerca de la historia y tradiciones, tanto budistas como japonesas, no empaña en absoluto la lectura ni la hace pesada. Nos empapamos de todo ello sin darnos apenas cuenta. Es de agradecer ya que soy una gran desconocedora de ambas culturas.

En cuanto al título del libro me ha parecido de lo más acertado ya que esa flor de loto simboliza a la perfección esa zozobra sentimental por la que está atravesando Jacobo.



Para terminar me gustaría añadir que suelo leer las dedicatorias y los agradecimientos que incluyen los escritores en sus novelas y en esta ocasión me ha sorprendido gratamente que haya incluído también los grupos y cantantes que le han inspirado a lo largo del proceso de escritura y la verdad es que hay que reconocer que "todo ese universo chill-out" ayuda a ponerse en situación.

"El pequeño lama corría a tientas entre los cascotes. Apretaba unos libros contra su pecho y no podía retirar el agua de lluvia que se le metía en los ojos. La tormenta rugía feroz. Comenzó rumorosa unos siete días antes, la misma mañana en la que los mensajeros anunciaron que un regimiento de guardias rojos se acercaba a la región destruyendo cuantos monasterios encontraba a su paso".


"EL HAIKU DE LAS PALABRAS PERDIDAS"


Éste es el tercer libro publicado de Andrés Pascual. Me he saltado el segundo: El compositor de tormentas pero sin duda que será el siguiente.
Antes de nada tengo que reconocer que "El haiku"  me ha gustado más que "El guardián" en todos los sentidos. Por un lado, es cierto que en ambos he apreciado varias similitudes y que con ambos nos adentramos en culturas muy diferentes a la nuestra, pero con este último he apreciado una profundidad y una mayor calidad literaria que quizás le falte un poquito al primero.
Al igual que me ha ocurrido con el anterior he aprendido muchos conceptos y aspectos que desconocía de la cultura japonesa. Para empezar, desconocía lo que era un haiku "Poema japonés de 17 sílabas, destello fugaz que nos muestra la esencia de las cosas".

 

Sinopsis: Se narran dos historias que se van intercalando. Por un lado, la historia de Kazuo y Junko, dos preadolescentes que están experimentando ese primer amor. El escenario es Nagasaki en 1945.
Él,en realidad, es un chico de Ginebra que fue adoptado por un matrimonio japonés tras un accidente sufrido por sus padres. Junko sí que es una japonesa, hija de una diseñadora de adornos florales. El día que cae la bomba habían acordado reunirse en una colina para intercambiarse un último haiku y para darse el que será el primer beso para ambos pero, minutos antes, comienza la pesadilla.
Por otro lado, nos situamos en 2011. Emilian es un arquitecto suizo que se encuentra en Japón para presentar el proyecto de su vida: una isla urbanizada y abastecida por un reactor submarino libre de emisiones de dióxido. Pero este proyecto será echado por tierra en el último momento y esto provoca un descalabro en la vida de Emilian. En ese momento conoce a Mei, una galerista que está tratando de encontrar el amor perdido de su abuela.

Como ya he dicho antes, se aprecian ciertas similitudes con la anterior: También nos adentramos en una cultura oriental(también desconocida para mí) y apenas sin darnos cuenta nos va contando tradiciones y costumbres como la ceremonia del té o el arte floral de Ikebana, inspiradas en el budismo zen.
Con Mei, sobretodo, captamos la personalidad propia de los japoneses y ese aire de misterio que, bajo mi punto de vista, los rodea "En nuestra cultura, una palabra no dicha, es más importante que todas las pronunciadas".
También he encontrado ciertas similitudes entre Jacobo y Emilian. Ambos se encuentran en un momento de sus vidas un tanto complicado y de este modo, no sólo compartimos con ellos un viaje exótico y de búsqueda sino que les acompañamos también en un viaje interior, en sus dudas, decisiones...y sobretodo la zozobra sentimental ante el amor verdadero.
Aún así, tengo que reconocer que no he sentido empatía por ninguno de los dos. A pesar de que cada uno nos transmite sus inquietudes es como si faltase algo...no sé exactamente.
Llegas a simpatizar más con otros personajes. En esta ocasión he tirado más hacia la ternura y fortaleza de Kazuo.
Otra de las similitudes es la referente a la mención, en varias ocasiones a la flor de loto. Será Junko quien represente a esta flor:"Junko era como una flor de loto que emergía del fango con toda su pureza, una adolescente dulce y chispeante que crecía luminosa frente a la inmundicia de la guerra".
En ambos libros, además se incluyen dos cuentos de lo más bonito: En "El guardián" El lápiz de sándalo y en "El haiku" el de las grullas de papel. De ambos sacamos una enseñanza y merece la pena hacer una mención aparte.


Esta novela está estructurada  en 18 capítulos y cada uno lleva por título algo relacionado con lo que va a suceder. Cada vez una se van a ir intercalando ambas historias.
No creo que sea la única que opine que la historia de Kazuo es la que realmente engancha, y no sólo por el fatídico acontecimiento, sino por el grado de intimidad, fortaleza y valentía que descubrimos en estos jóvenes que, a pesar de estar rodeados por el horror, buscan desesperadamente ese primer beso que ha quedado pendiente.
Por el contrario, la historia de Emilian y Mei me ha resultado mucho más fría (quizás por el contraste con la anterior) aunque reconozco que, conforme avanzamos en la lectura va enganchando cada vez más.
Aunque, aparentemente son dos historias diferentes e independientes, veremos que están unidas por ese haiku que dota de unidad al relato.

En cuanto a los personajes, me voy a centrar en las dos parejas protagonistas:
- Kazuo; "hombre de paz". Como ya he explicado en la sinopsis es un chico de origen holandés adoptado por un matrimonio japonés. A pesar de que vive inmerso en las tradiciones japonesas, no deja de sentirse atraído por sus orígenes. De este modo, todos los días, acude a una colina a observar un campo de prisioneros holandeses siendo éste además el punto de encuentro con Junko.
Através, no sólo de la narración sino de los propios diálogos, iremos conociendo a ese adolescente que, a fuerza de las circunstancias, llega a convertirse en un héroe. Luchará por lo que quiere y se mostrará fiel a su primer amor. Afronta con una entereza sorprendente todo lo que le está ocurriendo,aunque no termino de entender el porqué de esa relación untanto fría con su padre, con el cual luchará codo con codo para salvar a los supervivientes, ya que es médico.

- Junko; "niña pura". Es una joven muy vivaz y abierta. Se enamora de Kazuo a pesar de que él no es japonés. También se muestra como una chica valiente a la que parece que nada se le pone por delante. Como ocurre con "El guardián",y como he dicho antes, también es comparada con una flor de loto que resurge del infierno. Será la portadora de los haikus. Ella misma los define como:"un parpadeo fugaz que nos muestra la esncia de las cosas"
                                   "Adiós...
                                    paso como todas las cosas
                                    rocío en la hierba"
Ella misma define su amor por Kazuo con una flor de cerezo que se desprende de la rama: Me parece un acertadísimo símbolo que define a la perfección ese amor efímero por "ese chico holandés que le había dado en unas semanas mucho más que lo que la mayoría de seres de este planeta consiguen en toda su vida".
A pesar de ello, a lo largo de su vida, la cicatriz dejada por la bomba, no sólo se apreciará en su rostro sino también en su alma.

- Emilian; asesor de las Naciones Unidas. A pesar de ser de Ginebra, nos lo encontramos en Japón a punto de presentar un Proyecto basado en la Energía nuclear como fuente de energía limpia.
Por falta de seguridad, dicho proyecto, se vendrá abajo y con él todo su proyecto de vida y será en este aciago momento cuando conozca a Mei.
A través de este personaje nos damos cuenta de ese contraste brutal entre el caos reinante en Japón y la paz que a él le produce esa cultura milenaria "Sus antiguos compañeros de Naciones Unidas no acababan de entender que, un hombre con su temperamento,[...] pudiera encontrar relajante un lugar tan plagado de impactos visuales  y auditivos".
Emilian no me ha parecido un personaje tan fuerte como el resto a pesar de que, como ya he comentado, continuamente nos muestra sus sentimientos e inquietudes. No acaba de calar.

- Mei; se supone que es el nuevo brote de Junko. Galerista japonesa presentada como un personaje aparentemente misterioso que esconde un secreto. Pero ya desde el inicio deduces quién es y lo que busca.
Con Mei me ha ocurrido un poco como con Emilian, no ha sido un personaje que me haya terminado de gustar. Además ese "quiero y no quiero" que se trae con Emilian resulta un tanto cansino.
El verdadero valor que Mei tiene en la novela, es el hecho de que sirve como hilo conductor entre ambas historias.

A través de todos los personajes, salen a colación diferentes temas que merece la pena comentar: El más importante de todos ellos es el referente al debate nuclear. El autor no ha querido entrar en polémicas pero se encuentra latente a lo largo de toda la novela. Andrés Pascual ha querido dejarlo sobre la mesa para que cada uno opine libremente. Coincidió, además con que, antes de que la terminase en 2011, se produjera el gran terremoto de Japón y lo de la nuclear de Fujusima. Andrés llegó a replantearse su publicación pero, tras meditarlo, decidió utilizar esta historia como una forma de solidarizarse con la víctimas siendo, por ello, totalmente respetuoso con ese tema (ya nos lo deja claro en la nota del autor).


Emilian es el personaje que va a representar ese apoyo a la energía nuclear como energía limpia, alternativa ante la falta de otra opción. Sin embargo como él mismo afirma:"Cada vez que alguien quiere echarme en cara mi apoyo a la energía nuclear sale a colación este accidente" " Está claro que necesitamos inventar una nueva fuente de energía pero ¿Qué quieres que hagamos mientras tanto?"
Él se encargará de hacer ver al lector que lo que realmente debemos cambiar es el modelo de sociedad.
Otro tema latente o por lo menos, un aspecto que Andrés ha querido recalcar, es la serenidad con la que los japoneses se toman este tipo de catástrofes. Pascual reconoce que a la hora de escribir esta novela, le ayudó mucho visitar el Museo de la bomba atómica. En la Asociación de Familias afectadas, hay un jardín zen formado por arena y rocas (que también aparece en la novela) al que acuden a meditar. Me gustó una de las frases incluída en una de las rocas "Si quieres saber lo que serás en el futuro, mira a ver lo que estás haciendo ahora".
Algo que también sorprende es la mezcla de religiones. Por un lado, utilizan el budismo como una forma de arreglar el alma, y por otro, el sintoísmo como una forma de arreglar los problemas del mundo. Tampoco podemos olvidar que Nagasaki era una de las ciudades con más devotos de Asia y donde más cristianos había, gracias a San Francisco Javier. Su catedral, uno de los escenarios de la novela, era uno de los templos cristianos más grande de Asia.


En cuanto a su estilo, sigue en la misma línes que en la anterior: dinámico, de lectura fácil. El autor trata de eliminar cualquier exceso de ornamentación para dejar patente ese lenguaje sencillo y directo y que esas historias tan llenas de sentimiento lleguen al lector de la forma más clara. No tanto como en "El guardián" pero también abunda el diálogo como una forma de que los personajes se den a conocer por sí mismos
Las descripciones continúan siendo muy gráficas y líricas. Esas imágenes desoladoras y terribles tras el impacto son descritas con todo el respeto posible sin entrar en detalles frívolos o morbosos.
La propia Junko describe de forma sorprendente la explosión:"estruja a todo ser vivo y construcción: a los soldados, cerezos,triciclos y los grandes peces naranjas de los jardines. A los bebés, garzas, universidades y las barritas de incienso recién clavadas en la arena de los santuarios. La tritura, a todos ellos y los destierra de este mundo expulsando sus restos hasta el infinito".


Con Kazuo concemos un Japón destruído, terrorífico y desolador, mientras que con Emilian reconocemos un Japón moderno en el que a su vez, puedes introducirte en ese Japón de entreguerras " en esas callejuelas estrechas y jardines de enebro y azaleas [...]con bicicletas huérfanas y tenderetes en las aceras de pescado traídos de la lonja y cuartillas con viejos poemas [...]las lámparas de papel colgaban de las aceras como crisálidas. Los sinogramas tatuaban la calle".

Para terminar, me gustaría incluir dos detalles anecdóticos de la novela:
1) Me ha gustado que se mencionara la historia del perro Hachiko, la cual conocí a través de la película de Richard Gere. Enternecedora, la recomiendo
2) Me ha gustado también que Andrés hiciese mención también al vino de Rioja ya que Emilian en una ocasión cuenta que había hecho un tour por las famosas bodegas diseñadas por los arquitectos estrella.

Bueno, en cuanto a los títulos y las portadas de ambas novelas, me han parecido de lo más adecuado. Ambos títulos se ciñen a lo esencial de las historias y las portadas, con ese halo de misterio y ese colorido incide en el incauto lector que pasea por la librería sin una idea clara.

A modo de conclusión, recomiendo la lectura de ambas novelas, no sólo como mero entretenimiento, sino como una forma de conocer más acerca de esas exóticas culturas
Son novelas, además, que se adaptan a un público muy amplio y esto es de agradecer, sobretodo como una forma de animar a los más jóvenes, no sólo a embarcarse en una aventura, sino a conocer aspectos muy importantes de la historia.
Me quedo con la opinión dada por la librera Isabel de Bellart (conocida mía) y a la cual le he agradecido muchos de sus consejos que encontraréis en la pagina web de Andrés.


Aquí os dejo el Making Of de "el haiku" en el cual Andrés nos narra cómo fue ese proceso creativo y cómo le vino la inspiración. También os dejo el Booktrailer para ilustrar esta reseña.





"Como cada tarde Kazuo se introdujo en el mercado del puerto de camino a su rincón secreto. El polvo de los sacos terreros volvía el aire irrespirable. La sirena de una fragata anclada en la bahía sobrevolaba los puestos desvencijados. Estaba infestado de mendigos, soldados ebrios abrazados a sus fusiles y agentes del servocio secreto Kempeitai que le lanzaban aviesas miradas".