miércoles, 3 de marzo de 2021

 


                                   "EL OLVIDO QUE SEREMOS"

                                                   Héctor Abad Faciolince


              

 
    

        "El olvido que seremos" es una historia que me ha fascinado y que por ello no podía dejar de incluir en este blog. Es una novela que, a pesar de haber sido publicada ya en 2005 no ha dejado de pasar de boca en boca y no ha dejado de tener éxito. Quizás ahora por el próximo estreno de su película, dirigida por Fernando Trueba y protagonizada por Javier Cámara, parece que ha vuelto a todos los escaparates de todas las librerías. Me atrevería a decir que se está convirtiendo en una novela de culto que va pasando de mano en mano y que recomiendo a todo el mundo.

AUTOR

Héctor Abad Faciolince es un escritor y periodista colombiano nacido en Medellín en 1958. Digamos que es más conocido por su obra literaria ya que además de novelas como: "Angosta" o "La Oculta", también ha escrito poesía y relatos.
En 2005, en China, obtuvo el premio a la mejor obra extranjera y por "El olvido que seremos" obtuvo el premio a la mejor obra latinoamericana por la Casa de América latina en Portugal.
En 2016, junto a su mujer, fundó una editorial independiente llamada 'Angosta' en Colombia.
Recientemente ha publicado "Lo que fue presente"; diarios íntimos de su juventud desde 1985 hasta 2006.
Pero, como el propio Héctor reconoce, parece que "El olvido" haya sido su única novela por el éxito y la proyección que ha llegado a tener (de lo cual se siente muy orgulloso).




SINOPSIS

Se trata de una novela un tanto inclasificable ya que se mueve entre la biografía, la ficción, las memorias...Así, sin ser nada en concreto, también lo es todo.
El escritor, veinte años después de la muerte de su padre, nos narra sus vivencias y las experiencias vividas junto a su familia hasta 1987 (fecha en la que asesinaron al padre), a la vez que nos muestra el ambiente convulso de su país en el que los contrastes ideológicos son una constante, creando un ambiente de violencia que llevó a unas consecuencias trágicas. Por tanto, se mezclan, tanto la felicidad que rodeaba a su vida familiar, como la cruzada en la que se ve envuelta su familia durante años por esas mentalidades retrógradas y conservadoras. 
A través de esta biografía novelada, hace un homenaje a su padre, un médico especializado en medicina preventiva que fundó: 'La Escuela Nacional de Salud Pública' para ayudar a los más desfavorecidos a través de programas preventivos relacionados con la potabilización de las aguas, vacunas, higiene... todo ello muy revelador y consecuente con la situación de pandemia que estamos viviendo.
Es un relato plagado de emociones, sentimientos y reflexiones que, ante todo, invitan a la tolerancia y, a mi parecer, una reivindicación al sentido común personificado por el propio Héctor Abad Gómez.

TÍTULO

"El olvido que seremos" es un verso incluido en un poema de Jorge Luis Borges titulado: "Aquí, hoy". Este poema fue encontrado por el propio autor en el bolsillo de su padre el mismo día de su asesinato. Supone un verso de lo más revelador y totalmente adecuado para esta historia. A través de esta novela Héctor Abad trata de conseguir que, ese olvido que todos llegaremos a ser, sea para su padre mucho más tarde. De este modo, su figura permanecerá en el imaginario y la mente de más personas, siendo esta la única forma de no llegar a morir del todo.
Como él mismo dice. "Casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra".

HÉCTOR ABAD GÓMEZ

Como ya he mencionado fue un hombre, por lo que he deducido tras la lectura, con un gran sentido común (del cual hoy en día hay gran escasez). Y como tal actuaba, tanto en el plano laboral como familiar.
Fue un médico volcado en los más desfavorecidos. Como él mismo reconocía no era médico de curar heridas, si no de prevenir enfermedades. Su propio hijo le define como un hombre con una gran conciencia social y una gran humildad. Consideraba que, sobretodo a la hora de estudiar medicina, había que estar sobre el terreno y ser conscientes de las necesidades de los barrios más pobres para poder paliar y luchar contra enfermedades de transmisión. Por ello, tras terminar la carrera de medicina tuvo la idea de hacer un año Rural para que todos sus estudiantes viesen in situ las necesidades sanitarias de estos lugares, como la potabilización de las aguas y la importancia de la vacunación, así como la educación higiénica (lavado de manos...etc.). Ni qué decir lo oportuno ahora mismo de estas afirmaciones.
Pero, fue a los conservadores a los que todas estas reformas parecían molestar y los que se encargaron de que estos proyectos no se llevaran a cabo.

Faciolince nos deja claro el amor incondicional que siente hacia su padre. Es un amor lleno de ternura, con admiración, a ojos ciegos. Reconoce que no le ocurre lo mismo con su madre. Él más bien tenía papitis en vez de mamitis. En una carta que le envía a su padre firma como Héctor Abad III ya que decía que su padre valía por dos.
Al igual que Vilas en "Ordesa" habla de lo que supone la paternidad y que no siente el mismo amor que siente por sus hijos "Es algo que no se piensa, sino que sencillamente es así, sin atenuantes, pues uno no lo sabe con la cabeza, sino con las tripas".






Como padre, supo inculcar a él y a sus hermanas el valor de la tolerancia y el respeto al prójimo. Llama la atención la forma que tuvo de educar a sus hijos. Una educación basada en la felicidad (que no en la permisibilidad). Hoy en día muchos pedagogos pondrían el grito en el cielo pero a él al menos le salió bien ya que supo cómo ganarse la confianza de sus hijos y como el propio autor dice: "Si a él le gustaban mis renglones de garabatos, qué importa si lo que escribo no acaba de satisfacerme a mí".
Supo también transmitirles el amor por la lectura, la música...pero nunca como una imposición. A ellos simplemente les bastaba con ver lo que ambas actividades aportaban a su padre. El hombre que, por alguna razón llegaba malhumorado a su casa, se encerraba en su biblioteca y allí, con su música y sus lecturas, lograba sacar los demonios que llevaba dentro.

Como profesor de universidad tampoco era un profesor al uso, por lo cual despertó por igual desprecio y admiración. Le encantaba leer los diálogos de Platón y de igual modo impartía sus clases. Les sometía a todo tipo de preguntas para que, de esta forma, fueran sacando sus propias conclusiones. Incluso a la hora de explicarle a su propio hijo lo que es el Amor, le leía los diálogos de las diosas Pandémica  y Celeste.
El propio Héctor Abad Gómez reconoce que llegó a ser profesor demasiado pronto. Él consideraba que un buen profesor se hacía ya en la madurez, ya que todavía no tenía la experiencia y la sabiduría necesarias. En uno de sus libros escrito en Filipinas dice: "Son necesarios el conocimiento, la sabiduría y la bondad para enseñar a otros hombres".
Con ello da fe de la gran humildad que también tenía.
Me gusta otra afirmación que le escribe a su hijo, el cual le transmite su preocupación con respecto al hecho de que con 28 años (edad en la que mataron a su padre) todavía dependía de él económicamente. Su padre le contesta tranquilizándolo: " He aprendido que mientras más avanzada es una especie animal, más largo es su período de niñez y adolescencia. Y creo que nuestra especie familiar es bastante avanzada".

MATRIMONIO

Conviene un apartado solo dedicado a los padres del autor como pareja, ya que resultaban ser de lo más peculiar por lo diferentes que eran. Ella era católica y capitalista mientras que él era agnóstico y socialista. Esto influyó muchísimo en el escritor el cual tendía a posicionarse del lado del padre considerándolo como su "Salvador".
Era él quien, a base de lecturas y a través de sus enseñanzas, sabía cómo ponerle los pies en la tierra. Pero cuando se marchaba a sus viajes durante largas temporadas " quedaba a merced del mujerío enfermo de catolicismo de mi casa".
En ese matrimonio existía un claro choque ideológico pero a través de él se complementaban. Se profesaban un gran amor.
Su madre también era una gran mujer, luchadora y alegre. A pesar de que su marido, en ciertos aspectos resultaba machista (ya que no quería que su mujer trabajara), ella logró imponerse y trabajar en una oficina para poder llevar dinero a casa y de este modo nunca pudiesen chantajear a su marido en el plano laboral.
Su marido, además, era tan generoso que enseguida daba dinero a quien lo necesitase y esto "enfurecía" a su mujer para la cual esto era derrochar el dinero.
Faciolince define a su madre como una mujer contra la cual no se podía luchar "Luchar siempre contra su firmeza vestida de alegría ha sido siempre imposible".

IGLESIA

"El olvido que seremos" es un libro que toca muchos temas y entre ellos es innegable la dura crítica hacia el catolicismo retrógrado vivido a través de la familia de su madre.
Nada mas comenzar el libro, el autor nos va narrando anécdotas vividas con una monja que quedaba al cuidado de él y de su hermana pequeña Sol, mientras su madre trabajaba. La monja les advertía de que ellos no iban a ir al infierno porque rezaban con ella todos los días. No así su padre ya que no iba a misa. Pero el propio niño se rebela contra esto y dice preferir estar en el infierno con su papá que estar sin él. No concibe la vida sin él.
Era el propio padre de Faciolince quien procuraba quitarle estas ideas absurdas de la cabeza.
Sí que valoraba la figura de Jesús, las aportaciones que dio y también valoraba la Biblia (sobretodo el Antiguo Testamento). Lo que realmente le molestaba, igual que al propio autor, como ha mencionado en alguna entrevista, es ese alarde constante de fe, venga de donde venga. Lo denominaba "cristianismo de pandereta". En un artículo que escribió su padre decía que "El Padre Eterno no era sordo como para que hubiera que gritarle tanto, y que si se daba el caso de que estaba sordo, como a veces parecía, su sordera no era de oído sino de corazón".
Vivía al margen de la Iglesia porque además le parecía que ese catolicismo español había hecho mas mal que bien por su país. Sí es cierto que se encontró con curas buenos y sensatos pero esos eran los malos para la Iglesia.

La mezcla entre Iglesia y Gobierno fue tal que el contraste entre liberales y conservadores llegó a ser brutal. Hasta tal punto que dentro de las propias familias se palpaban estos contrastes. El propio Héctor Abad Gómez llegó a ser un liberal más radical incluso que su propio padre (abuelo del autor) pero tenía un hermano, Javier, que terminó en la Orden del Opus Dei como sacerdote.
De ahí que sea tan llamativa la educación contradictoria y a la vez complementaria por parte de sus padres, los cuales digamos que pertenecían a sendos "bandos". Por un lado, su cabeza se llenaba de esos mundos fantasmales y oscuros presididos por un Dios amenazante, hasta que llegaba su padre por la noche y le iluminaba la mente a través de conocimientos científicos. Él mismo escribe: "Para mí era un alivio (...) dedicar mis ansias a cuidarme de las bacterias y de los ladrones, a quienes al menos alguno se podría enfrentar con un palo o con una inyección, y no con el aire de las oraciones".
Son muy graciosas las conversaciones que el autor mantiene con su padre en las cuales le pide que vaya a misa para que su madre se quede contenta y tranquila pero que tuviese en cuenta que todo lo que decían allí era mentira.
Faciolince estudió en un colegio católico. Su padre cedió ante esto por la decadencia en la que se encontraba la escuela pública durante los años 60 y 70 en Colombia. Así que, entre el colegio y la parte femenina religiosa de su casa, solo encontraba consuelo por las noches en a biblioteca de su padre, donde lo ilustraba con sus libros.
Ya en época mas adolescente, su padre también supo hacerle entender que todos nuestros "pecados" no son ningún tormento sino que realmente son pasiones, muchas de ellas seguidas por el cuerpo sin ninguna maldad. Rechaza totalmente esos dogmas religiosos a los cuales define como: "moral absoluta y abstracta (...) siempre idéntica a sí misma, con una rigidez dañina para la sociedad y para el individuo".

LA VIOLENCIA

A lo largo de la lectura va quedando latente ese clima de violencia que se vivía (y aún se vive en menor grado) en Colombia. Esos dos bandos todavía hoy sirven de excusa para continuar regando todo de violencia.
La misma lucha por los desfavorecidos la continúa hoy Sol, la hermana pequeña del autor, que es epidemióloga. Continúa luchando con la misma cantinela que su padre: vacunas, agua potable, higiene...en definitiva, prevención. Todavía existen zonas en las que los niños mueren desnutridos. Como el propio autor la define: "Colombia es un país de sordos".
No solo el Estado, sino también la Iglesia, dejaron abandonados esos barrios de Medellín que terminaron por convertirse en nidos de violencia.
Este relato, por tanto, denuncia también que, la verdadera epidemia de Colombia es la violencia y es ésta la que está terminando con el país. Y es esta violencia la que terminó también con el médico Héctor Abad ya que contra ésta no se podía luchar con un lavado de manos y de la que todavía no existe una cura.

Pienso que, el autor, de esta manera y a través de esta historia, ha sabido "vengar" a su modo, el sin sentido de su país y las injusticias que se cometieron contra su padre el cual, a pesar de todo y pese a todo, amaba a Colombia.

LA MUERTE

Al igual que en "Crónica de una muerte anunciada" de García Márquez, ya sabemos desde el principio que el protagonista de esa historia va a morir pero realmente eso no es lo que importa; lo que importa es saber cómo, cuándo, dónde, por qué...No es necesario mantener el suspense. 
Me ha encantado la inclusión de unas Coplas de Jorge Manrique que, igual que el autor, quiso rendir un homenaje a la memoria de su padre como una forma de que no cayese en el olvido. Él hablaba de la vida de la Fama. Nuestras buenas acciones y nuestras luchas harán que se nos recuerde y será ésta una forma de vencer a la muerte. Por mi trabajo, debo releer estas coplas muy a menudo y te das cuenta de las grandes verdades que encierran. Cierto es que gracias a dichas coplas a quien realmente recordamos noes a Don Rodrigo sino más bien al autor de las mismas. 
Para Héctor Abad esta ha sido su gran obra y ha conseguido que su padre no caiga en el olvido. Ambos alaban sus vivencias, "hazañas", derrotas y triunfos y todo ello desde un punto de vista íntimo y sentimental que no cae en la ñoñería. Además a ambos la muerte les sirve como excusa para sacar a colación otro tipo de temas.. Por ello, la inclusión de estas coplas me ha parecido un grandísimo acierto.

MARTA

No podía dejar de añadir un apartado especial para Marta, "la estrella de la familia", la alegría de la familia. Marta es una hermana del autor la cual murió con 16 años debido a un cáncer de piel.
Dice de ella también que era los ojitos de papá, por ese espíritu alegre y artístico que tenía. Me gusta el adjetivo que utiliza para definirla: nerda ("persona inteligente y con habilidades"); un adjetivo que no había oído nunca pero que deja claro qué tipo de persona era. No era de las que le gustase destacar porque sí ni por vanidad.
Ya a los cinco años comenzó a tocar el violín. Es Mata con su violín la niña de la portada del libro. Cuando se cansó de él le dio por la guitarra y por cantar hasta tal punto que creó un grupo de música con tres amiguitas.
Pero fue a los 16 años cuando le detectaron un cáncer de piel fatal. Esto hundió a la familia. Todos se volcaron en ella. No digamos lo que esto supuso para su padre ya no solo como padre sino también como médico el no lograr salvar a su hija.
Para el autor: "no es otra cosa que una absurda tragedia  sin sentido para la que no vale ningún consuelo".
De esta forma el libro le vale también como una forma de recordar también a esa hermana que todos perdieron.

INCISO

Héctor Abad Faciolince tardó 20 años en escribir esta novela. Era algo que tenía claro que tenía que hacer pero lo fue posponiendo. Él mismo cuenta en más de una entrevista que ya intentó hacer un guiño a la figura de su padre a través de un personaje médico (doctor Burgos) en su novela "Angosta" pero no le acabó de convencer y lo mismo con el personaje de otra novela que en este caso incluso eliminó totalmente. Se dio cuenta de que no le hacían justicia.
Ya tras la escritura de "El olvido que seremos", dejó el manuscrito a manos de su madre y hermanas mientras él hacía un viaje a China para que lo leyeran y le dieran el visto bueno. A su regreso de este viaje encontró una cálida acogida por parte de ellas pero también fue su propia familia quienes, como buenas narradoras orales que son, le fueron aportando detalles que a él se le escaparon o incluso cosas nuevas que el autor había recordado mal u omitido. Por tanto, ellas mismas le ayudaron también a escribir este libro ya que el propio autor se define a sí mismo como un desmemoriado (quizás por querer recordar una sola cosa).

A pesar de que este libro pretende ser una especie de venganza simbólica, también su padre le educó en la "no venganza" incluso le pedía que, aunque sus hermanas le pegasen, que él nunca lo hiciese.







CONCLUSIÓN

Es un libro magnífico del que recomiendo su lectura. No sólo evoca y alba la figura de un hombre luchador y consecuente hasta el final, sino que destila una gran hondura,  sinceridad y  naturalidad a la hora de hablar de un tema tan escabroso como es la muerte. Me ha gustado especialmente el último capítulo, cómo de manera casi poética explica ese deseo que tenemos los seres humanos de escapar de ese olvido que en algún momento seremos y cómo él lo ha conseguido a través de la literatura. Como ya he mencionado ha conseguido que no se olvide la figura de ese padre ejemplar y rebelde y como el propio médico dijo: "nunca he sido un arrodillado, no me he arrodillado sino ante mis rosas y no me he ensuciado las manos sino con la tierra de mi jardín"




DOCUMENTAL Y PELÍCULA

Os recomiendo el visionado del documental titulado: "Carta a una sombra" realizado por la hija de Héctor Abad Faciolince, Daniela y que recoge a la perfección la esencia del libro.

Recientemente se ha rodado la película dirigida por Fernando Trueba y protagonizada por Javier Cámara que todavía no ha podido estrenarse debido a la pandemia. Os dejo el tráiler... tiene muy buena pinta.


"En la casa vivían diez mujeres, un niño y un señor. Las mujeres eran Tatá, que había sido la niñera de mi abuela, tenía casi cien años, y estaba medio sorda y medio ciega; dos muchachas del servicio - Emma y Teresa-; y mis cinco hermanas - Mari Luz, Clara, Eva, Marta, Sol-; mi mamá y una monja. El niño, yo, amaba al señor, su padre, sobre todas las cosas".